El karma es real y, en algún momento, exige lo que se debe. Un claro ejemplo de esto es la anécdota de un hombre cuya novia afirmaba amarlo en la riqueza y en la pobreza, pero al recibir su anillo de compromiso, esperaba un simple diamante como señal de amor.
Lo interesante de esta historia es que la joven sí recibió su anillo, pero nunca fue un diamante, como ella había solicitado, sino algo más modesto. Al no darse cuenta de esto, tuvo la osadía de intentar venderlo sin éxito. Esta narrativa podría parecer salida de una película, pero es auténtica y fue compartida por el usuario de Reddit Petty Revenge.
Esta no es una historia sobre mí, sino sobre mi primo. Llamémoslo Dave. Este hombre, de 34 años, mantuvo una relación con una mujer a quien llamaremos Karen durante aproximadamente cuatro años, y a comienzos de este año, le propuso matrimonio. Sin embargo, Karen era una persona interesada y arrogante.
Ella hablaba constantemente sobre su deseo de tener un anillo de diamantes “tradicional”. Quería que Dave siguiera la “tradición” de ofrecerle una sortija que valiera el equivalente a tres meses de salario. Sin embargo, Dave no era especialmente adinerado, aunque tenía un empleo estable en una fábrica, lo que en esta región se considera ser de clase alta. Sus tres salarios juntos sumaban entre $3000 y $6000, dependiendo de las horas extra.
No es necesario aclararlo, pero Dave no deseaba gastar tal cantidad en un anillo, dada la situación económica mundial y el riesgo de ser despedido en cualquier momento (él había estado buscando un anillo desde el inicio del año y, afortunadamente, no fue despedido). Por lo tanto, Dave buscó una alternativa y descubrió los zafiros blancos.
Dave pudo adquirir una piedra del tamaño que Karen anhelaba, con un elegante marco y una banda de oro, una pieza que costó la mitad de lo que hubiese valido un diamante. Le propuso matrimonio y le aseguró que el anillo era de diamantes y que había ahorrado dinero durante un año.
Una vez que comenzaron a organizar la boda, las cosas no progresaron adecuadamente. Todo culminó un día en que ella y Dave discutieron por la lista de invitados. El “lugar de ensueño” que ella eligió era pequeño y no podía albergar a los 300 invitados, pero ella se las ingenió. Envió las invitaciones sin el consentimiento de Dave y solo incluyó a su lado de la familia. Nadie del lado de Dave recibió una invitación. Él decidió cancelar la boda y la echó del departamento. Karen se quedó con el anillo, algo que a Dave no le importó en absoluto.
Meses después, Dave recibió noticias de Karen, quien intentó empeñar el anillo en una joyería de la ciudad. Estaba convencida de que obtendría miles de dólares por la joya, pero el dueño del local solo le ofreció algunos cientos, debido a que no era un diamante, sino un zafiro blanco. Ella, muy molesta, llamó a Dave exigiéndole que le compensara por lo que valía el anillo y lo amenazó con demandarlo si no lo hacía. Dave simplemente colgó la llamada y continuó con su vida.
Estamos seguras de que esto sucederá
El karma nunca se equivoca
Esto sí que sería divertido
El interés no va de la mano con la inteligencia
