Ser mujer y desenvolverse en un campo «predominado por hombres» representa un desafío difícil, pero no insuperable. Diariamente, enfrentan comentarios sexistas, la desconfianza de sus colegas masculinos y la brecha salarial, entre otras dificultades.
Un ejemplo de esto es la historia de la usuaria de Reddit @unlimitedpatience, quien en un hilo compartió las experiencias desagradables que ha vivido como mecánica automotriz. Relata cómo su trabajo es cuestionado en comparación con el de sus compañeros y cómo ha sido menospreciada por el simple hecho de ser mujer.
Sin embargo, esto no es todo, también expresó su gratitud por las lecciones de vida, por las personas que reconocen su desempeño y por la motivación que la impulsa a alcanzar sus logros, a pesar de los comentarios y actitudes misóginas de algunas personas.
¿No prefieres que una mujer repare tu coche? Está bien, pero tendrás que esperar bastante tiempo.
Hace años, trabajé en un concesionario de automóviles. El taller de servicios contiguo era pequeño y yo era la única mecánica con licencia.
Intentaba evitar el contacto directo con los clientes para esquivar conflictos y, en muchas ocasiones, pedía a mi aprendiz que trajera y sacara los coches de la tienda por mí. Una mañana en particular, estábamos muy ocupados. El aparcacoches y el aprendiz estaban lavando autos para entrega y conduciendo a las casas de los clientes.
La asesora de servicios dejó una orden de trabajo y unas llaves en la mesa de partes, y salí a ingresar el auto al taller. El vehículo había sido traído para revisión, que se lleva a cabo con una herramienta de escaneo y toma solo 10 minutos.
El cliente decidió esperar. Cuando me vio con las llaves en mano, se levantó de inmediato y me perdí la conversación siguiente, que según la asesora de servicios (también mujer), fue la siguiente:
‘Cliente: ¿Quién es esa chica? ¿Ella va a trabajar en mi coche? No quiero que ella lo toque.
Asesora: El otro técnico no está disponible en este momento, así que tendrá que esperar hasta que alguien más pueda revisar su automóvil.
Cliente: Está bien. Esperaré por un chico. No quiero que esa chica toque mi coche.
Asesora: Entendido’.
La asesora vino a informarme de la situación, así que saqué el coche y dejé nuevamente la orden de trabajo y las llaves en la mesa. Me sentí perpleja.
Pasaron treinta minutos. El aprendiz aún no regresaba y yo continuaba felizmente trabajando en otras tareas, moviendo coches dentro y fuera del taller. El cliente observaba a todas las personas que entraban y salían.
Cliente: ‘He estado aquí sentado por más de una hora y he visto cinco coches que entraron antes que el mío. Mi turno era a las 8:00 a.m. Esto es ridículo’.
La asesora le explicó que los otros hombres estaban ocupados en sus labores, y volvió a insistir en que yo podría hacer el trabajo, pero el hombre pidió hablar con el gerente de turno.
Gerente: ‘Ella es mi mejor técnica. Los chicos aquí reciben instrucciones de ella. Puede esperar a que termine lo que esté haciendo para preguntarle si aún puede hacer su trabajo, o puede llevar su coche a otro lugar’.
El hombre estaba bastante alterado, tomó las llaves y se llevó su coche. No creo que alguna vez vuelva a solicitar nuestro servicio. No obstante, quiero destacar que ese gerente siempre me defendió y se puso de mi lado. La asesora hizo lo mismo. Juntos formaron un gran equipo que me permitió crecer y demostrar que las mujeres también podemos.