Se dice que «quien busca, encuentra», y esto fue exactamente lo que les ocurrió a Donna y Vanner Johnson, una pareja de Utah, Estados Unidos. Un buen día, y solo por diversión, decidieron comprar una prueba de ADN, pensando que no había nada que perder.
Sin embargo, lo que descubrieron fue todo lo contrario: el resultado del test reveló un secreto que ni siquiera ellos conocían. Vanner no era el padre biológico de uno de sus dos hijos.
Después de recibir el resultado, la pareja se sometió a un análisis más exhaustivo en un centro especializado, donde confirmaron que su hijo de 12 años no era biológicamente de Vanner. Es importante mencionar que los hijos de esta pareja son producto de una fecundación in vitro realizada en una clínica especializada.
Siguiendo con la historia y tratando de desentrañarla, Donna explica que, al darse cuenta de que no podía tener más hijos de manera natural, decidieron recurrir a la ciencia para expandir su familia.
Sin embargo, tras el test de ADN que realizaron como una broma, contactaron a la clínica en busca de respuestas y descubrieron que, accidentalmente, su óvulo fue fertilizado con el esperma de un hombre desconocido.
Yo comprendo que esta posibilidad existe, aunque es muy poco probable. Hemos tenido que afrontar una montaña de emociones. Primero, hemos tenido que separar el amor que sentimos por nuestro hijo, que sigue siendo inalterable, y, al mismo tiempo, lidiar con esta nueva realidad.
A pesar de que la pareja intentó mantener todo en privado, la historia salió a la luz y fue expuesta por medios locales, lo cual llevó al menor a enterarse de lo sucedido. A pesar de esta situación, lograron mantener la calma e incluso reconocieron y contactaron al donante accidental. Tras una conversación con él, llegaron a un acuerdo para criar juntos a su hijo.
Aunque Donna y Vanner aseguran que su amor por su hijo no ha cambiado en lo más mínimo, aún se sienten desorientados por todo lo que han experimentado. Por otro lado, todos los involucrados planean demandar a la clínica responsable de este enredo, que probablemente enfrentará una cuantiosa indemnización por su «errorcito».