Se dice que honor a quien honor merece, y definitivamente hoy es un buen día para destacar la admirable labor de Wilfredo Negrete, un profesor que, tres veces a la semana, toma su bicicleta, un pizarrón y todos los materiales necesarios para impartir clases a los niños que lo necesitan.
Desde que se desató la pandemia, este profesor boliviano ha tenido que caminar por campos llenos de rocas y maleza para llegar hasta el hogar de sus alumnos. Sin embargo, cada vez que lo hace, lo hace con gran felicidad, pues para él es fundamental que ellos continúen su proceso de aprendizaje. Tienes que conocer su historia.
Su deseo de ayudar lo lleva a cruzar cualquier terreno
Negrete reside en Aiquile, en la región central de Bolivia, una de las áreas más afectadas por la crisis. Sus alumnos carecen de acceso a tecnología que les permita continuar su educación, por lo que decidió visitarlos al menos tres veces a la semana. Para llegar a ellos, debe atravesar terrenos difíciles con su bicicleta, un pizarrón y todos los materiales necesarios para facilitar el aprendizaje.
Negrete ha tomado todas las precauciones necesarias
No solo visita las comunidades en las que viven sus alumnos; también los recibe en su hogar cuando no puede salir. Ha habilitado varias mesas y las desinfecta constantemente con cloro, además de ofrecer gel antibacterial a sus alumnos y a sus familiares para garantizar su protección.
Su bicicleta es su medio de transporte y trabajo
Para llevar sus conocimientos y ayudar a los niños, Wilfredo adaptó su bicicleta con una canasta que le permite transportar todos los materiales necesarios. Durante una entrevista con la agencia de noticias AFP, comentó algunos detalles sobre su labor:
Como tengo la bicicleta y salía al mercado, preferí usarla para cargar mi pizarra y así lanzarme a visitar las casas de los estudiantes.
No recibe ningún pago extra por su labor
Su vocación es lo más importante y el cariño que siente por sus alumnos es inmenso. Tiene 19 estudiantes, de los cuales 13 no tienen celulares ni acceso a internet. Las madres de los niños se sienten afortunadas y agradecidas de contar con un profesor tan dedicado.
Está bien que esté enseñando a las ‘wawas’ (como se les llama a los niños quechuas), dedicando su tiempo. Ellos han estado más de dos meses sin clases, y están recordando poco a poco gracias al profesor.
—Madre de alumno
Sin duda, Wilfredo merece un gran aplauso y todo el reconocimiento, ya que enseñar a los niños en estos tiempos es una de las mejores cosas que se pueden hacer.
