Ningún perrito debería experimentar el sufrimiento por el abandono y la falta de empatía de quienes carecen de responsabilidad y un poco de humanidad. Además del maltrato, estos animales enfrentan el frío, el hambre, la sed y numerosas enfermedades.
A pesar de estas adversidades, hay lomitos que son verdaderos guerreros y logran sobrevivir a todo, a veces encontrándose con ángeles que les ofrecen una nueva oportunidad de vida. Recientemente se conoció la historia de un perrito que deambulaba a diario cerca de una gasolinera en busca de comida. Los empleados, lejos de ser indiferentes, decidieron adoptarlo.
Con ustedes, el nuevo gerente de la gasolinera
Branquinho fue abandonado en las calles de Mato Grosso, Brasil, pero su calvario no duró mucho tiempo, ya que cuando los empleados de la gasolinera lo vieron merodear, no dudaron en adoptarlo. El encargado, Odailson da Silva Reis, se coordinó con su equipo para proporcionarle comida, una casa e incluso una camita, para que ya no sufriera más.
Además, cada empleado tiene asignadas responsabilidades para cuidar de Branquinho. Algunos se encargan de comprar su comida, otros lo bañan y también hay quienes lo llevan al veterinario para sus chequeos médicos.
Tras dos años, el lomito ha superado la desnutrición que padeció durante mucho tiempo. Sin embargo, esos no son los únicos cuidados que recibe, ya que en estos tiempos complicados, también se le coloca una mascarilla para protegerlo de posibles enfermedades.
En cuanto a su función en la gasolinera, Branquinho actúa como el guardia de seguridad del lugar, asegurándose de que todo esté en orden; durante las noches acompaña al guardia para que no se sienta solo y para ayudar a prevenir robos. Además, ha logrado el reconocimiento como empleado del mes.
Branquinho ya no es solo un perro callejero; es un amigo y protector para todos los trabajadores, quienes no podrían estar más felices de tenerlo a su lado cada día.
