Los perros no solo son considerados los mejores amigos del hombre, sino que también se han revelado como excepcionales trabajadores. Un claro ejemplo son Tucson Prime y Vochita, dos perritos callejeros adoptados por agencias de autos, quienes se han destacado como empleados ejemplares.
El protagonista de esta historia es Perrote, un labrador dorado que acompaña a su dueño al trabajo cada día, convirtiéndose en un miembro más del equipo en la Refinería Francisco I. Madero de PEMEX, ubicada en Tamaulipas, México.
No quiere estar solo
El pequeño lomito vivió en la calle hasta que se encontró con un buen samaritano que le brindó un hogar. Tras tanto tiempo vagando, finalmente tenía comida, refugio y un lugar cómodo para dormir, pero eso no era suficiente; no quería separarse ni un instante de su nuevo dueño.
A pesar de los esfuerzos por mantenerlo dentro de casa, Perrote siempre encontraba la forma de escapar para seguir a su dueño hasta la refinería, lo cual llevó a los trabajadores a “contratarlo”.
Le mandaron a hacer su propia identificación
Quienes pasan tiempo con él destacan que es un perro tranquilo, obediente y muy cariñoso, logrando ganarse el afecto de todos. Su presencia contribuye a reducir el estrés y mejora el estado de ánimo del personal.
Perrote camina junto al trabajador que lo cuida y es fácilmente reconocido por su casco. Además, cuenta con un gafete de PEMEX con su fotografía, similar a la identificación que usan todos los empleados.
—Rocío Patiño, presidenta de la asociación protectora de animales M.I.C.A.S.A.
El empleado más tierno y trabajador
Perrote es un perro trabajador que entiende que debe esforzarse para ganarse su comida diaria, o las croquetas. No le molesta despertarse temprano, ya que su mayor recompensa es pasar el mayor tiempo posible con el hombre que lo rescató de la calle.