Los perros son las criaturas más leales y adorables que existen. Por eso, cuando alguien traiciona su confianza y afecto, es habitual que adopten una actitud de indiferencia e incluso de enojo, exactamente como sucedió con este perrito.
Casi a diario, Bret Mortimer conduce durante un buen rato para llevar a su perro, Fritz, al parque local. Es normal que él se emocione al subir al auto, incluso conoce el trayecto; sin embargo, esta vez fue distinto, ya que iban al veterinario, por lo que le aplicó «la ley del hielo» a su dueña.
Es complicado aceptar que te cambien el rumbo
Bret había estado leyendo varios artículos sobre la importancia de la higiene dental en perros, por lo que programó una revisión con un dentista veterinario. Durante una entrevista, relató cómo Fritz se molestó con ella.
“Hice una cita para una limpieza porque es mi mejor amigo y quiero que viva todo el tiempo que pueda”.
Después de recoger a Fritz del veterinario, este perrito no mostró la emoción que siempre tenía al ver a su dueña.
Cuando abrieron la puerta, él simplemente… no estaba emocionado.
Le aplicó ‘la ley del hielo’ durante todo el trayecto
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Durante el camino a casa, Fritz ignoró a su dueña, se negó a establecer contacto visual y además estaba tenso y molesto por lo que había vivido… Tiene que ser realmente difícil darse cuenta de que la persona que te quiere te haya mentido de esa manera, ¿verdad?
El malestar no duró mucho tiempo
Después de llegar a casa, a Fritz le regresó su buen humor. Al día siguiente, cuando se le pidió que subiera nuevamente al auto, no estaba muy seguro de a dónde irían, tampoco se sentía tan emocionado como de costumbre. Una vez dentro, lo miró con una expresión de desconfianza. Pero cuando llegaron al parque, su sonrisa fue enorme. Tal vez la desconfianza de Fritz perdure un par de meses más, pero no podemos culparlo.
