martes, mayo 20, 2025

Pequeños agricultores que comercializaban verduras ahora asisten a la escuela.

Asistir a la escuela y recibir tres comidas al día son derechos que deberían ser accesibles para todos los niños, pero las circunstancias varían. Janailton y Janilson, dos hermanos de nueve y siete años respectivamente, oriundos de Alagoa Grande, Brasil, se veían obligados cada día a salir a la carretera a vender verduras para obtener un poco de dinero.

Los pequeños vivían junto a su padre, Adimildo da Silva, en una diminuta casa de barro carente de servicios básicos, y a menudo solo comían una vez al día. Con un ingreso limitado, asistir a la escuela no era una prioridad. Da Silva solo podía trabajar a medio tiempo debido a que no había nadie en casa para cuidar de los niños, pues su madre los abandonó hace años para mudarse a Río de Janeiro.

Un cambio positivo en sus vidas

Su suerte dio un giro inesperado cuando un reportero llamado Gustavo Chaves los observó solos en la carretera vendiendo sus productos. Conmovido por su situación, se comprometió a ayudarles, iniciando una campaña para recaudar fondos, ¡y la respuesta fue sorprendente!

Educación al alcance de sus manos

Gracias a la solidaridad de los internautas, Janailton y Janilson lograron inscribirse en la escuela y recibir clases por primera vez; además, adquirieron útiles escolares. Su padre consiguió material de construcción para mejorar su hogar, que ahora cuenta con una cocina, agua potable e incluso una motocicleta para facilitarlos traslados.

El impacto de un gesto altruista

Sin lugar a dudas, la unión de las personas por una causa común puede generar resultados extraordinarios.

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