Hasta hace algunos años, en los circos se permitía abusar y explotar a los animales con el fin de entretener a la audiencia. Afortunadamente, gracias a diversas organizaciones, ahora estos centros tienen prohibido el uso de animales en sus rutinas, e incluso no pueden mantenerlos como parte de la exhibición.
Durante más de 12 años, un oso llamado Napa vivió en un circo, sufriendo por su ausencia en el hábitat natural. Sin embargo, con la ayuda de unos rescatistas, pudo volver a disfrutar de los placeres de la naturaleza, incluyendo la nieve, que tanto había echado de menos.
Napa es el último oso de circo rescatado
Después de ser abandonado, Napa fue rescatado por Four Paws, una fundación internacional dedicada al bienestar animal. Los rescatistas notaron que su salud era muy deficiente, ya que durante su tiempo en el circo fue alimentado de manera inadecuada, y, por si fuera poco, sus dientes estaban dañados por la descalcificación de sus huesos. También se le encontró una masa muscular significativa, lo que mostraba que sus anteriores dueños casi no le permitían moverse libremente.
El equipo que lo liberó tuvo que trasladarlo durante 28 horas desde Serbia hasta Suiza, llevándolo a un santuario de osos situado en las montañas.
Napa disfrutó y jugó con la nieve
Finalmente, después de un largo viaje, el oso ingresó a un recinto de aclimatación para que pudiera adaptarse a su nueva libertad de movimiento y explorar la zona. Tanto el veterinario como los cuidadores de los osos tuvieron la oportunidad de observar cómo Napa se ajustaba al lugar, explorando en un recinto al aire libre por primera vez.
No solo no se sintió amenazado, sino que recorrió el bosque, nadó en estanques y arroyos, corrió y jugó en la nieve. Luego conoció a nuevos amigos, Meimo y Amelia, otros osos rescatados como él.
Así fue el viaje de Napa
Ahora, todos viven una vida feliz en el Santuario del Oso Arosa en Suiza. Sin duda, los animales deben disfrutar de la naturaleza y vivir en su hábitat.