A veces, la vida nos presenta desafíos complejos que, en numerosas ocasiones, creemos que no tienen solución; sin embargo, nunca debemos perder la esperanza para avanzar, incluso cuando las circunstancias no parecen estar a nuestro favor.
Para el pequeño Josafat, de apenas 9 años, la vida ha sido todo menos sencilla. Hace un año y nueve meses, los médicos le diagnosticaron cáncer en el hígado. Esta etapa fue especialmente amarga, tanto para él como para su familia.
A pesar de las circunstancias, nunca perdió la sonrisa
Jairo, su padrastro, compartió con el medio digital La Teja cómo fue esa difícil experiencia para toda la familia:
La travesía para detectar la enfermedad fue larga. Él se cayó de la bicicleta unos dos meses antes y se fracturó una costilla. En el hospital de Guápiles (Costa Rica) le dijeron que era una leve fisura y lo enviaron a casa. Pasó casi un mes y comenzó a presentar fiebre. Lo llevamos al ebáis (unidad médica) y el doctor opinó que no era lógico que tuviera fiebre a causa del golpe. Lo examinó y notó algo inusual (…) Le llevamos el 15 de agosto de 2018, y a contracorriente, le hicieron una placa donde apareció una gran mancha en el hígado. Le realizaron un ultrasonido, donde encontraron una masa de varios centímetros de ancho y 12 de largo, por lo que lo remitieron al Hospital de Niños de inmediato.
Pasaron días y noches en el hospital
Según Jairo, el primer año fue el más complicado para su hijo. Las sesiones de quimioterapia eran extenuantes y debían realizarse cada 72 horas para reducir el tumor lo más posible. Sin embargo, todo ese sufrimiento y angustia llegó a su fin; el 20 de mayo, Josafat asistió a su última quimioterapia en el Hospital Nacional de Niños en Costa Rica.
Fue una noticia tan extraordinaria que decidieron compartir la buena nueva con todos. Escribieron en la parte trasera de su coche: “¡Hoy es mi última quimio!” para que otros conductores pudieran verlo y enviar su apoyo con aplausos y bocinazos. Algunas personas tomaron fotografías y el suceso se volvió viral en el país centroamericano.
Quisieron hacer un lindo detalle por él
Jairo ama a su hijastro como si fuera su propio hijo y haría lo que fuera por verlo feliz:
“Josafat es como mi hijo; me ocupo de él desde que tenía tres años. Por eso, cuando me dijeron que esta sería su última sesión de quimioterapia, supe que tenía que hacer algo. Así que se me ocurrió escribir el mensaje en el parabrisas del carro de mi hermana.”
Recibió mucho apoyo por parte de la gente
Este pequeño campeón ahora está fuera de todo peligro y solo necesitará un seguimiento para estar vigilado. ¡Felicidades, Josafat!
