Un niño pudo recuperar su muñeco de Buzz Lightyear que había perdido hace un año durante un vuelo familiar. Sorprendentemente, el juguete llegó hasta la puerta de su casa dentro de una caja de alta seguridad que incluía fotos y una carta que narraba todas las aventuras que había vivido.
Esta conmovedora historia se ha vuelto viral en las redes sociales gracias al generoso corazón de un empleado de Southwest Airlines, quien se encargó de cuidar y devolver el juguete sano y salvo.
Al infinito y más allá
Hagen olvidó su muñeco en el aeropuerto de Little Rock, Arkansas, una situación que a cualquier niño de su edad le rompería el corazón. Por suerte, un empleado de Southwest Airlines encontró el juguete, que tenía grabado el nombre del pequeño en la suela del zapato. En ese momento, supo que debía ayudar a reunirlos, una tarea difícil pero no imposible.
Habíamos perdido al tío de mi esposo de manera repentina y en 24 horas teníamos un vuelo reservado. Con las maletas empacadas, nos dirigíamos a Dallas, TX. Fue un viaje largo con un niño de dos años y yo, que estaba embarazada de siete meses.
Mi hijo estaba devastado; amaba tanto a su Buzz que incluso tenía su nombre escrito en la parte inferior de la bota, al igual que el Buzz de la película tiene a Andy en el suyo.
Una aventura fuera de este universo
El empleado de la aerolínea pasó cerca de 12 meses tratando de recopilar información sobre los registros de vuelos y los datos del menor, algo complicado debido a las políticas de seguridad, pero gracias a la ayuda de algunas autoridades, lo logró.
Durante ese tiempo, el hombre guardó a Buzz en una caja que decoró a mano e incluyó una carta en la que detallaba todo lo que el muñeco había hecho durante su ausencia. Además, incluyó algunas fotografías como evidencia. Cuando todo estuvo listo, el juguete fue enviado a casa.
La caja estaba maravillosamente decorada. La carta era absolutamente adorable e incluso envió todas las fotos que tomó con él.
“No hay hogar como el hogar”
Hagen estaba completamente feliz; su amigo fiel había vuelto a casa y tenía más de una aventura para contarle. Ahora estos dos son inseparables, pasan las tardes juntos y van de paseo a todas partes.
El gesto del hombre que ayudó a que este par se reuniera nos recuerda que aún hay gente buena en el mundo, que los héroes sin capa sí existen y que solo se necesita un poco de bondad para hacer sonreír a un niño. ¡Más historias como esta!
