Belén Ross, originaria de Argentina, ha dejado al mundo boquiabierto con su conmovedora historia. Esta joven de 27 años fue víctima de un robo, que se llevó su teléfono celular, donde guardaba las fotografías de su difunto esposo.
Afortunadamente, Belén logró recuperar su teléfono gracias a internet y a una mujer que lo había comprado sin conocer su procedencia. Al enterarse de la historia y lo que contenía el dispositivo, decidió devolvérselo sin pedir nada a cambio.
En septiembre de 2021, Belén y su familia atravesaron un doloroso periodo: su esposo Cristian, de 43 años, comenzó a tener dificultades para alimentarse. Tras múltiples estudios, los médicos le diagnosticaron cáncer de estómago en estado avanzado. Sin tiempo para luchar contra la enfermedad, Cristian le propuso matrimonio como despedida. Así fue como llegaron al altar en una sencilla ceremonia. Desafortunadamente, la enfermedad avanzó rápidamente y Cristian falleció.
La enfermedad era extremadamente agresiva, y a medida que pasaban los días, Cristian se deterioraba rápidamente. Se programaron estudios para considerar la quimioterapia, pero su hígado y riñones ya no funcionaban. Era imposible continuar.
Nos casamos el 5 de noviembre, coincidiendo con nuestro aniversario. Al día siguiente, él cumplió 43 años. Un mes después, la enfermedad ya había tomado el control total y el 8 de diciembre falleció. Todo fue demasiado rápido.
Un tiempo después de la muerte de su esposo, Belén fue víctima de un robo que le despojó de su celular, el cual contenía valiosos recuerdos de Cristian en fotos y videos. Desesperada, apeló a las redes sociales pidiendo ayuda a la comunidad para recuperar sus memorias.
Las fotos que me interesaban estaban guardadas en el celular. No había otra forma de recuperarlas.
Después de que su solicitud se viralizara en las redes, una mujer se comunicó con ella, afirmando haber comprado el teléfono a un grupo de jóvenes y que quería devolvérselo.
Al principio, Belén dudó y pensó que podría tratarse de una trampa, pero finalmente decidió armarse de valor y asistir a la reunión.
Una chica me escribió diciéndome que tenía mi teléfono. Me explicó que se lo había comprado a unos chicos, pero que al ver mi publicación decidió devolverlo. Nos encontramos y justo acabo de recuperarlo.
Sentía un poco de temor de que pudiera ser una trampa. Por eso, pedí a un oficial que me acompañara. Pero no fue así: la chica realmente estaba preocupada. Me confesó que se había quedado sin teléfono y por eso compró uno a unos chicos. Probablemente, esos fueron los que me robaron.
Finalmente, Belén no solo recuperó su celular, sino también los recuerdos de su amado, los cuales ahora podrá compartir con su hija.