miércoles, abril 30, 2025

Mujer es sacada de una cabina telefónica en Shanghái.

Las restricciones en Shanghái, China, frente a una nueva ola de covid-19 se están volviendo cada vez más drásticas, provocando múltiples problemas entre los habitantes de la ciudad. La economía se encuentra paralizada, hay una escasez de alimentos, pérdidas laborales y desalojos de hogares. También se han cancelado proyectos de construcción, la apertura de nuevas empresas ha sido prohibida, y las ventas ambulantes están restringidas. Durante la cuarentena, la gente no puede salir de casa para evitar la propagación del coronavirus.

La situación es tan preocupante y el confinamiento tan estricto que una mujer inmigrante vivió dentro de una cabina telefónica durante un mes. Desafortunadamente, a pesar de no tener un lugar adonde ir, las autoridades sanitarias la desalojaron, arrojando sus escasas pertenencias a la calle. Las imágenes del desalojo se han viralizado en redes sociales, no solo por su falta de humanidad, sino también por la alarmante severidad del confinamiento.

Mujer fue desalojada a la fuerza de una cabina en la que vivió durante la cuarentena

Según información de China Youth Daily, la mujer, una trabajadora de aproximadamente 50 años, había estado viviendo en la zona desde febrero. Sin embargo, poco después del inicio del estricto confinamiento, fue desalojada de su apartamento de renta al no poder seguir con los pagos. Sin empleo ni un techo donde resguardarse, encontró refugio en una cabina telefónica, donde guardaba sus pertenencias y encontraba alivio de las frías noches.

Lamentablemente, ella no es la única en esta difícil situación; se reporta que otras personas atraviesan circunstancias similares, viéndose obligadas a dormir sobre cartones, bajo puentes o en tiendas de campaña instaladas en las aceras.

Mujer fue desalojada a la fuerza de una cabina en la que vivió durante la cuarentena

Para esta mujer, las medidas sanitarias del último confinamiento se han vuelto aún más severas, y las autoridades no vacilaron en desalojarla de su único hogar provisional. Tras el desalojo, sellaron la cabina con cinta adhesiva.

A pesar de sus esfuerzos por conservar el espacio para refugiarse, las autoridades la ignoraron y solo pudo aferrar a su perro contra su pecho, llorando de impotencia mientras se alejaba del lugar. Es importante señalar que las autoridades le ofrecieron alojarse en refugios públicos, pero ella rechazó la oferta.

Este es solo uno de los cientos, o tal vez miles, de casos que se presentan actualmente en Shanghái, provocando terror, pánico y desesperación entre sus habitantes.

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