No hay un momento específico para empezar a realizar tus sueños y llevar a cabo aquello que siempre has anhelado. Por alguna razón, a menudo creemos que hay un límite de edad, como si después de cierta etapa solo nos quedara retirarnos y esperar el final de nuestros días.
Sin embargo, la realidad es completamente diferente. Cada día es una nueva oportunidad para aventurarse a hacer algo distinto, dar pasos hacia nuestras metas, y la historia de María Clara de Santana es una prueba contundente de esto.
Conoce a María Clara
María Clara de Santana es una mujer brasileña de 76 años, madre de 11 hijos, que recientemente concluyó sus estudios en Pedagogía. En su niñez, la educación no ocupó un lugar prioritario; creció en el campo, donde el trabajo era la norma. Luego, se casó a los 21 años y nunca tuvo la oportunidad de dedicarse a sus estudios.
La asistencia escolar no fue constante, ya que sus padres preferían que trabajara en el campo o por la escasez de maestros en áreas rurales.
Madre e hijo regresan a la escuela
Su oportunidad para asistir a la escuela llegó cuando uno de sus hijos expresó su deseo de dejar los estudios. Para evitar que esto sucediera, decidió que ambos regresarían a la escuela, lo que resultó en que completara tanto la primaria como la secundaria. Posteriormente, se graduó como docente.
Como resultado de su empeño, enseñó a niños pequeños durante siete años, hasta que se presentó una oportunidad extraordinaria: la inauguración de una universidad en su ciudad, donde fue invitada a estudiar. María Clara no dudó en aceptar la oferta.
“Siempre creí en mí misma”
A pesar de su entusiasmo y el apoyo incondicional de su familia, recibió críticas por su decisión. Incluso una amiga le preguntó si «no tenía nada mejor que hacer».
Muchos dudaron de su capacidad para completar el programa, pero ella se mantuvo firme en su creencia en sí misma y no se detuvo hasta lograr su graduación.
El deseo de María Clara de seguir aprendiendo y superándose fue más fuerte que las críticas, logrando así graduarse y convirtiéndose en una orgullosa pedagoga.
Para muchos, a su edad ya se considera que son demasiado mayores para estudiar en una universidad. No obstante, cuando optamos por continuar nuestra educación a un nivel superior, es porque deseamos adquirir nuevos conocimientos, aprender más y conocer a personas nuevas.