Todas las personas, sin excepción, anhelamos lograr el éxito. Lo que sí varía es la interpretación de lo que significa ese éxito para cada uno. Para algunos, puede implicar tener un trabajo glamuroso en una gran ciudad, mientras que otros sueñan con formar una familia y llevar una vida más tranquila. Todas las aspiraciones son igualmente válidas, e incluso es posible luchar por tenerlo todo. ¿Quién dijo que debemos elegir entre una carrera y una familia?
Es fundamental que siempre estemos atentas a cuando algo ya no nos brinda felicidad y actuar de inmediato, ya que la vida es demasiado corta para resignarnos a no ser lo más felices que podamos. Incluso si parece que tienes todo lo que alguien podría desear, está bien tomarte una pausa, explorar nuevas opciones o regresar a esos lugares donde ya has encontrado la felicidad.
Tenía una carrera exitosa
Hamamat Montia disfrutó de una vida de ensueño. En 2006, la hermosa modelo se coronó como Miss Malaika Ghana, un reconocido certamen de belleza. A partir de ahí, su apariencia cautivó a varias marcas y dio inicio a su carrera profesional. Este cambio transformó por completo su estilo de vida, pero en ese momento era exactamente lo que ella deseaba, así que no tuvo problemas para adaptarse.
No obstante, la vida da muchas vueltas y, tras años viviendo una vida glamorosa en una gran ciudad, modelando por todo el mundo y rodeada de lujos, se divorció. Fue entonces cuando se dio cuenta de que su estilo de vida ya no era sostenible; empacó sus pertenencias y regresó a casa con sus dos hijas.
Cuando terminó mi matrimonio, mis ahorros no eran suficientes para mantenerme a mí y a mis hijas. En unos meses, todo se terminó y me quedé sin nada más que mis hijas y mis sueños. Solo me quedaba mi pasión.
La recibieron con todo el amor del mundo
Al regresar a su aldea, fue acogida con amor y amables palabras, ya que todos la extrañaban por su ausencia durante tanto tiempo. Para ella, su aldea se convirtió en su mayor red de apoyo; mientras su gente la recibía con hospitalidad, sus antiguos amigos de la gran ciudad se burlaban de su nueva situación.
La gente se alegró de verme, especialmente porque no los había visitado en muchos años. Me sentí profundamente amada, tanto que decidí capturar esos momentos hermosos y compartirlos en redes sociales. Mis conocidos no tardaron en insultarme y burlarse de mis videos. Fue una experiencia dura, pero era todo lo que tenía, así que dirigí mi atención hacia mi aldea.
Buscó una oportunidad para emprender
Hamamat, nuevamente, no tuvo problema en adaptarse y empezó a vivir como todos los demás en su aldea. Comía lo mismo, dormía en el mismo lugar y tenía tareas específicas como cualquier otro habitante. Un día, grabó el proceso de elaboración de manteca de karité, un producto esencial en su comunidad, y el video se volvió viral en redes sociales. Así descubrió que el producto tradicional de su aldea tenía un gran potencial en el mercado, y nació su marca, Hamamat African Beauty.
La manteca de karité se convirtió en el producto estrella de su marca, que hoy vende a nivel global y recibe decenas de pedidos diarios. Su éxito ha sido tal que ha colaborado con otras marcas y ha inaugurado un museo dedicado a la manteca de karité, donde las familias pueden ir a relajarse.
“Nunca te des por vencida”
Tras vivir experiencias tan complejas, Hamamat logró encontrar la verdadera felicidad más cerca de sus raíces que nunca y redefinió lo que significa el éxito para ella. Ahora desea inspirar a otras mamás a que nunca dejen de luchar por lo que quieren.
A todas las madres solteras que están luchando: sí, es difícil. Sí, duele. Sí, vas a llorar, pero nunca te des por vencida y nunca dejes de creer en tus sueños. Aunque sientas que te han usado o engañado, eres muy valiosa.