Para muchas mujeres, un divorcio puede representar una carga emocional y financiera. La pérdida del apoyo y la estabilidad que brindaba su pareja es un cambio significativo, que puede generar un torrente de emociones y preocupaciones, especialmente cuando el estilo de vida de ellas y sus hijos se ve afectado por esta separación.
No obstante, la gran mayoría logra avanzar; algunas incluso emergen más fuertes, como es el caso de Holly Harper, un ejemplo claro de perseverancia, empatía y emprendimiento.
Debido a su divorcio, Holly Harper, residente de Washington, D.C., logró obtener una significativa suma de dinero, permitiéndole vivir durante un año y medio en un apartamento con su hija. Sin embargo, solo en concepto de alquiler, estacionamiento y servicios públicos, gastaba 2,550 dólares al mes.
El plan de Holly resultó ser un éxito rotundo. Como madre soltera y trabajadora independiente en una ciudad costosa, logró convertirse en propietaria de una casa antigua de 1927, gracias al modelo de vivienda compartida.
Encontró a tres madres solteras que compartían necesidades similares a las suyas, con quienes vive en armonía y comparte recursos, lo que les permite acceder a más de lo que cada una podría tener viviendo individualmente.
La repartición de las labores del hogar y los gastos les ha permitido ahorrar miles de dólares; incluso han creado un fondo de emergencia para afrontar cualquier imprevisto en su casa antigua, protegiendo así sus ingresos mensuales.
Entre las cuatro madres, tienen cinco hijos que no podrían ser más felices, ya que siempre hay alguien con quien jugar. Todo ha resultado tan ideal que decidieron nombrar su hogar “Casa de la Sirena”.
Jen, una de las madres, trabaja como entrenadora de CrossFit, lo que les permite disfrutar de una especie de gimnasio y entrenadora personal en casa.
Sin duda, los beneficios financieros, sociales y emocionales han transformado la vida de estas cuatro familias, quienes disfrutan de un espacio lleno de tranquilidad y felicidad, un verdadero hogar.