El amor de una madre es capaz de superar cualquier obstáculo, logra lo imposible y se entrega por completo, siempre con el deseo de ver a sus pequeños felices. Cuando un hijo llega al mundo, las mamás están dispuestas a ponerse en segundo plano, priorizando la salud y el bienestar de sus hijos, asegurándose de que crezcan rodeados de amor y cuidados.
Ese instinto maternal y la conexión única que comparten son inigualables. Por eso, cuando un hijo se enferma o atraviesa momentos difíciles, las mamás hacen lo que sea necesario para mejorar su situación, especialmente cuando se trata de bebés, como en esta conmovedora historia.
La familia enfrentó una dura prueba
Diana Díaz, originaria de Lima, Perú, es madre de una pequeña de solo 10 meses que fue diagnosticada con cirrosis hepática a los 2 meses y medio de vida. La noticia fue devastadora para sus padres, ya que la llegada de su hija había transformado sus vidas y temían por su bienestar. Fue así como los médicos les propusieron la opción de un trasplante de hígado.
Una verdadera superheroína
Diana tomó la decisión de buscar donadores y sometió a pruebas para verificar si era compatible con su bebé. Afortunadamente, los resultados fueron positivos y, tras una preparación agotadora para ambas, se llevó a cabo el trasplante.
Su hija obtuvo una segunda oportunidad
Los médicos del Hospital Nacional Edgardo Rebagliati Martins explicaron a los padres los riesgos asociados a la cirugía. Dada la corta edad de la pequeña, la complejidad de la operación era elevada, y realizar el trasplante en medio de una emergencia sanitaria significaba que los cuidados postoperatorios tendrían que ser mucho más intensivos. Sin embargo, la intervención fue un completo éxito y hoy pueden estar juntos como familia.
Fue un período difícil, pero hoy mi hija ha tenido una segunda oportunidad de vida. Nuestra recuperación avanza de manera óptima y esperamos que continúe así.
-Diana Díaz, madre de la pequeña