En nuestra vida, muchas veces anhelamos alcanzar metas que satisfagan nuestras necesidades, pero a menudo no nos damos cuenta de que, cuando dejemos este mundo, todo lo que hemos adquirido no nos seguirá.
Por esta razón, es esencial saber cuándo es el momento de desprendernos de aquello que, aunque nos ha brindado felicidad, puede ofrecer alegría a otros. Un claro ejemplo es Nduhiu Njama, un abuelo de 94 años que, a pesar de tenerlo todo, eligió compartirlo con quienes más lo necesitaban.
Un hombre de gran corazón
Nduhiu Njama es un profesor jubilado de Tetu, Kenia, que tuvo la fortuna de construir, junto a su esposa, un hermoso hogar en el que vivieron juntos desde 1992 hasta 2003, año en el que ella falleció. A pesar de la ausencia de su esposa, él siempre recordaba una promesa que se hicieron años atrás: ayudar de alguna manera a la comunidad en la que vivían.
Mi esposa falleció en 2003 antes de que pudieran cumplir nuestro sueño de retribuir a la sociedad. Siempre deseamos hacer algo por los demás, pero no habíamos decidido qué gesto realizar.
-Nduhiu Njama
Decidió compartir con quienes más lo necesitan
De alguna manera, Nduhiu se enteró de que los ancianos del condado de Nyeri, Kenia, no contaban con un lugar en condiciones óptimas para disfrutar de su vejez. Por esta razón, decidió donar su mansión, valorada en más de 55 mil dólares, para que se convirtiera en un hogar de ancianos, permitiéndoles vivir con dignidad y todas las comodidades necesarias.
Como mi esposa ya no está, no tengo a nadie con quien compartir la propiedad en mi casa de retiro.
-Nduhiu Njama
Su decisión fue respaldada por sus hijos y nietos, quienes comprendieron que su padre estaba cumpliendo el sueño que tuvo durante tantos años con su esposa. Así, crearon una organización benéfica llamada Gladys and Njama Foundation, la cual se encarga de recaudar fondos para el hogar de ancianos.
Ahora compartirá su tiempo con su familia
Nduhiu está a la espera de que la ciudad apruebe el donativo de la propiedad. De este modo, podrá dejar todo preparado para que los ancianos de Nyeri se muden y él podrá vivir con sus hijos, a quienes ama profundamente, además de disfrutar de más tiempo con sus nietos.