La educación transforma vidas, y David Cockrell lo entiende perfectamente. Fue reconocido como el Mejor Maestro del Año en Misuri, Estados Unidos, aunque su viaje no siempre estuvo ligado a la enseñanza; antes, era un conocido y temido pandillero.
Cockrell recibió este premio por crear su propio programa de entrenamiento físico extracurricular, denominado Crest-Fit, que fomenta la confianza, la diversión y el aprendizaje en cada uno de sus estudiantes.
Nosotros somos los dueños de nuestro destino
Cockrell enfrentó una vida muy complicada. Su madre luchaba con la adicción a las drogas y su padre fue asesinado cuando él tenía solo cuatro años. A los nueve se unió a una pandilla y estuvo expuesto a armas de fuego. Cuando fue identificado por el servicio de menores, fue llevado a un orfanato, lo que solo exacerbó su comportamiento. Casi diez años después, fue adoptado por su entrenador de fútbol y su esposa, quienes transformaron su vida por completo.
Con el tiempo, empezó a interesarse por el deporte, continuó su educación y se especializó en educación física, honrando el legado de su padre adoptivo. Consiguió un puesto en la escuela primaria de Crestwood en San Luis, donde desarrolla su propio enfoque de enseñanza.
Educación y un amor por un mundo mejor
Su enfoque educativo es excepcional, ya que no solo se centra en lo físico, sino en equilibrar el bienestar emocional para prevenir el acoso escolar. Esto le ha hecho ganar el cariño de padres y estudiantes, así como el premio al Mejor Maestro del Año.
Cockrell afirma que con educación y amor, todos los niños pueden aspirar a un futuro mejor. ¡Necesitamos más maestros como él!
