Después de cuatro años de matrimonio y de rumores que sugieren que el complicado carácter de Meghan Markle ha causado ciertos conflictos dentro de la familia real, el príncipe Harry, de 40 años, y la duquesa de Sussex, de 37, siguen acaparando titulares con su manera de vivir alejada de los estándares de Windsor. A pesar de lo que ha ocurrido en el pasado, esto no ha eclipsado su relación.
Esto quedó claro el 18 de julio, cuando la pareja viajó a Nueva York para participar en una asamblea de la ONU en honor al Día de Nelson Mandela. El nieto de Isabel II tuvo la oportunidad de ofrecer un discurso en el foro internacional, donde no dejó pasar la ocasión para elogiar a su esposa y relatar su historia de amor.
En un discurso emotivo, el duque de Sussex abordó temas como el cambio climático, la pobreza y la memoria de Nelson Mandela. También destacó la importancia que África tiene para él, recordando cómo lo ha conectado con las dos mujeres más significativas de su vida: su madre, la difunta princesa Diana, y su esposa, Meghan Markle:
Desde mi primera visita a África, a los 13 años, siempre he hallado esperanza en el continente. A lo largo de mi vida, ha sido mi salvavidas, un espacio en el que he encontrado paz y sanación repetidamente.
El duque de Sussex continuó relatando que encontró la paz en África tras la muerte de su madre en 1997, y mencionó cómo comprendió que Meghan Markle era la mujer de su vida. Fue durante un viaje a Botswana en 2017, al principio de su relación, donde también se enamoró profundamente de la madre de sus hijos:
Es el lugar donde me sentí más cerca de mi madre y busqué consuelo después de su fallecimiento, y donde supe que había encontrado un alma gemela en mi esposa. Por lo tanto, gran parte de mi labor se desarrolla aquí.
Poco después de comprometerse, el duque de Sussex afirmó que fue en Botswana donde se enamoró locamente de la ex actriz de Hollywood. Según la revista People, Harry se aseguró de que Meghan tuviera siempre un recuerdo del lugar especial al elegir un diamante de Botswana como pieza central de su anillo de compromiso. La piedra está acompañada por dos diamantes más pequeños que pertenecieron a la colección personal de la princesa Diana.
El príncipe Harry, quien considera a África su «segundo hogar», visita con frecuencia el continente, donde participa en actividades altruistas y contribuye a trabajos de conservación, especialmente en la protección de rinocerontes y elefantes.