Una de las preocupaciones más comunes respecto a nuestro cuerpo es la piel. Nos esforzamos en cuidarla: aplicamos protector solar, la hidratamos y evitamos la contaminación. Pero, ¿sabes qué otro factor puede dañarla?
Un aspecto vital que a menudo no reconocemos como perjudicial para la piel es el estrés. Este no solo perturba nuestro sueño y estado de ánimo, sino que también puede causar daños permanentes en nuestra piel.
1. Provoca acné
Muchas personas aún dudan de que esto sea posible, pero la realidad es que el estrés y el acné están íntimamente relacionados. Cuando estamos estresados, nuestro cuerpo produce más sudor y sebo, lo que facilita la obstrucción de los poros y el surgimiento de brotes de acné.
Para prevenirlo, realiza ejercicios que te relajen, deshaciendo así el estrés y los nudos musculares, y notarás que tu piel mejora, con menos brotes de acné.
2. Cambia tu expresión
Los momentos de estrés pueden hacer que nuestro ánimo decaiga sorprendentemente. Podrías haber comenzado el día con la mejor de las actitudes, pero de repente todo cambia, afectando tu expresión facial. Tómate diez minutos para despejarte y relajarte, organiza tus pensamientos y aleja cualquier preocupación. Una vez logres dejar el peso atrás, retoma tus actividades.
3. Puede causar enfermedades en la piel
En muchas ocasiones, el estrés viene acompañado de ansiedad, liberando histamina que puede acarrear respuestas alérgicas y diversas enfermedades en nuestra piel.
Esto se refiere a la inflamación de la piel, y cuando aparece por estrés, provoca escamas, piel seca y reactividad en diferentes zonas del cuerpo, afectando a diversas edades.
Es una enfermedad crónica que causa inflamación y, en algunos casos, descamación. Si llegas a padecerla, será parte de ti por el resto de tu vida; frecuentemente aparece en codos o rodillas durante momentos de estrés.
Considerada una enfermedad autoinmune, se manifiesta como manchas sin pigmento en la piel, que pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo debido a la falta de melanina, que se produce menos en situaciones de estrés.
Esta condición suele aparecer en pieles claras entre los 30 y 50 años. Aunque puede haber momentos de mejora, es difícil de tratar. El estrés es uno de los factores que más la agravan.
4. Envejecimiento prematuro
El estrés produce cortisol, que descompone el colágeno y elastina de la piel. Esto acelera el envejecimiento del cutis, haciendo que las primeras arrugas en el rostro y las manos aparezcan más rápido.
5. Sequedad y deshidratación
El estrés también afecta la circulación sanguínea, lo que impide que la piel se oxigene adecuadamente, causando sequedad y deshidratación. La mejor forma de combatir esto es hidratando nuestra piel con cremas y líquidos, además de evitar el estrés excesivo, que solo provoca más daño.
Aprende a manejar el estrés
La mejor estrategia para evitar el estrés es aprender a manejarlo, lo que también incluye controlar tus emociones negativas. Por ello, practica la relajación ante situaciones estresantes y haz ejercicio; notarás mejoras con el tiempo.