En ocasiones, no valoramos lo que nos rodea. Sin embargo, siempre aparece alguien que nos recuerda la realidad, como el atleta Julius Ssekitoleko, originario de Uganda, quien desertó de los Juegos Olímpicos para escapar y buscar trabajo en Japón, con la esperanza de mejorar su vida.
Su historia se volvió viral, reflejando la alarmante situación económica, de hambruna y conflicto que enfrentan las personas en el continente africano. Su clamor de auxilio resuena en el mundo, no solo debido a sus decisiones, sino también por el desenlace de su situación.
El continente africano atraviesa una grave crisis social que ha llevado a la depresión y a la muerte entre sus habitantes. Por estas razones, Julius Ssekitoleko huyó de la villa olímpica en Osaka, Japón, donde estaba alojada la delegación de su país. Su objetivo era encontrar una oportunidad laboral y comenzar una nueva vida en Japón.
Es importante mencionar que el atleta de 20 años estaba en observación después de que dos de sus compañeros dieran positivo por COVID-19. Sin embargo, el viernes no se presentó a la prueba correspondiente, y al buscarlo, ya no se encontraba en el lugar.
En su lugar, se encontró una nota explicando que no tenía intenciones de regresar a Uganda, donde la vida le resultaba complicada. Además, pidió a sus compañeros que entregaran sus pertenencias a su esposa al regresar de los juegos, ya que él planeaba quedarse a trabajar en Japón.
Su deserción generó alertas por el temor a un contagio masivo y expuso la dura realidad que enfrenta África. Horas después de su desaparición, la policía lo encontró a unos 200 kilómetros de la villa olímpica. En este momento, está de nuevo en cuarentena, se le realizarán las pruebas correspondientes, y se espera que todo resulte positivo para él; de lo contrario, podría enfrentar cargos por poner en riesgo la salud de los demás. Esperamos que todo salga bien para este hombre, quien solo buscaba una nueva oportunidad para progresar.