El agua es un recurso natural al que todos deberían tener acceso. Sin embargo, en la realidad, esto no siempre ocurre. Esta dura verdad la descubrió Ryan Hreljac cuando solo tenía seis años.
En clase, su maestra explicó que muchos niños en África carecían de acceso a agua potable y tenían que caminar durante horas para conseguir unas pocas gotas del vital líquido. Esta preocupación afectó a Ryan, quien decidió que debía hacer algo al respecto. Años más tarde, logró hacer su sueño realidad y ahora dirige una fundación que trabaja incansablemente en esta causa.
Un sueño que se hizo realidad
Recuerda que otro compañero de clase preguntó cuánto tenían que caminar para llegar a un lugar con agua potable, y la maestra respondió que cinco mil pasos. Al contar los pasos desde el aula hasta la fuente más cercana, Ryan solo necesitaba dar diez.
Ryan quedó impactado al reconocer esta desigualdad y se comprometió a ayudar. Se puso manos a la obra, investigó sobre el tema y se unió a una asociación canadiense que construía pozos en África, donando todo el dinero que recaudaba de colectas y ventas de sus propios juguetes.
Después de un año de trabajo y ahorros, logró reunir el dinero suficiente para construir su primer pozo, que costó dos mil dólares, en la Escuela de Primaria Angolo, en el norte de Uganda. Ryan asistió junto a sus padres a la ceremonia de apertura, donde los alumnos vitorearon su nombre.
Ahora tiene su propia fundación
Motivado por su éxito, Ryan continuó su labor y fundó la Ryan’s Well Foundation, que ha construido más de 700 pozos, brindando acceso a agua potable a más de 736 mil personas en 30 países de África, Asia y Centroamérica.
En la actualidad, Ryan está a punto de concluir sus estudios universitarios en Desarrollo Internacional y Ciencias Políticas, mientras trabaja en su organización y ofrece talleres de sensibilización para invitar a más personas a unirse a su movimiento.