Es común escuchar a los padres decir: “No quiero animales en casa”, “los perros y gatos son sucios”, “tú te encargarás de ellos porque yo no”, y puede que más excusas para no aceptar mascotas.
Sin embargo, inesperadamente, ves cómo ese perro o gato recién adoptado termina conquistando su corazón y se convierte en su preferido, ¿verdad? Estos 17 padres que inicialmente se negaban a tener un animalito en casa, cambiaron su vida para mejor cuando finalmente los acogieron.
Kimba se ha ganado el cariño
Definitivamente no es el mismo papá que hace años declaró que no quería perros en casa.
Y parece tan feliz
Anoche encontré a mi papá abrazando al “monstruoso” perro que él jamás habría dejado entrar en su hogar.
¡Bueno, al menos no se quedará…!
Ese es mi papá trabajando con el gato dormido sobre su hombro, a pesar de que hace cuatro años nos dijo que no podía quedarse en casa.
¡Ajá!
“No quiero a ningún perro corriendo por la casa, estorbando en mi camino todo el tiempo”.
Las criaturas antes que todo
Mi papá siempre decía que no quería animales dentro de la casa. Este es mi papá hoy.
Su enojo duró muy poco
Cuatro días después de que llegó a casa y de que mi padre dijera que no lo quería, hoy duermen juntos la siesta.
Claramente no lo quiere
Esa fue la mesita de noche y la cama que mi padre le hizo a mi perro después de afirmar que no lo quería.
Ya tiene todo su cariño
No quiero un perro gigante corriendo por toda la casa y tirando todo. Pero mi padre dice eso hoy.
Ahora el gato no parece tan contento
Esta es la imagen de mi padre, quien detestaba a los gatos desde que era niña.
No, en serio…
Después de tres años de suplicarle a mi padre que me dejara tener un perro, finalmente accedió con la condición de que no se subiera a la cama. Hoy, están así.
Mejores amigos para siempre
No quiero un gato sin pelo en mi casa. Después de varios meses, se han conectado verdaderamente.
El nieto ha llegado
Este es mi perro usando el vestido de mi infancia que mi padre había guardado para su nieto.
Y son los primeros en cambiar las normas
Esa es mi papá, quien me repetía que no dejara entrar al gato en casa porque rompería todos los muebles.
Es su nueva musa
Después de siete meses, ya le pinta retratos al perro, cuando antes decía que no quería tenerlo en casa.
Ya ni recuerda sus palabras
“No quiero un maldito gato en casa”, solía decir, y ahora le lleva acurrucado a su cama.
Hay un nuevo favorito
Al principio lo despreciaba, pero ahora me dice que se quedará con él cuando yo me mude.
Los tiempos han cambiado
A mi esposo nunca le gustaron los gatos, y ahora se sienta a leer las noticias con todos encima.