Se dice que en el mundo no existe nada más potente que la fuerza del amor, pero en realidad, lo más admirable que podemos observar es la robustez de los genes. No importa si hay una diferencia de 50 años entre su primera y última aparición; estos siempre tienen la capacidad de replicarse, haciendo que nietos y tatarabuelos se asemejen tanto.
Si no lo crees, revisa esta galería. Te dejará tan asombrado que querrás ir a buscar el álbum familiar para ver de quién heredaste más rasgos genéticos.
1. ¿Cómo logran diferenciarlos?
Comparación lado a lado de mi gemelo idéntico y yo.
2. ¿De verdad no son la misma persona?
Mi padre en 1958 y yo en 1988.
3. La misma sonrisa y mirada
Me han mencionado que me parezco mucho a mi abuela finlandesa.
4. Es como si el tiempo se hubiera congelado
Mi hermano (2016) y mi abuelo (1948).
5. Hasta su actitud es similar
Siempre supe que mi madre y mi hermana se asemejaban, pero verlas juntas es impresionante.
6. Misma escena, diferentes décadas
Mi padre, a los 24 años en 1951. Y yo, también a los 24.
7. Qué orgullo parecerse a mamá
Mi madre a los 21 años y yo a los 27.
8. Es como mirarse en un espejo
Mi hijo en 1994 y yo en 1971.
9. Nadie diría que es un viajero del tiempo
Mi padre y yo a la misma edad, con 35 años de diferencia.
10. Hasta su peinado es igual
Yo a la izquierda (años 90, Canadá) y mi abuelo (años 40, Irlanda).
11. Y aún les dicen que no se parecen
Aquí estamos, mi hermano gemelo y yo.
12. Son como muñequitas de porcelana
Yo, 1992. Mi madre, 1954.
13. El poder de los genes es innegable
Abuela en 1941 y su nieta en 1999, mismos genes.
14. Comparten los mismos ojos
Mi madre (izquierda) a los cuatro años en 1971. Yo (derecha) a los cuatro años en 2001. Ahora entiendo por qué dicen que nos parecemos.
15. Su conexión trasciende la sangre
Mi madre y mi hermana, ambas con seis años.