Si has visto la película «Año bisiesto», es probable que esta tradición te parezca familiar: en Irlanda, cada 29 de febrero, las mujeres tienen la oportunidad de proponer matrimonio a sus indecisos enamorados.
En la mayoría de los países, lo común es que el hombre haga la gran pregunta, pero hay novias valientes que deciden tomar la iniciativa cuando sienten que sus parejas tardan en dar el paso.
Una costumbre ancestral
Según cuenta una leyenda europea, en el siglo V, Santa Brígida (una religiosa, escritora y teóloga sueca) se quejó con San Patricio por la interminable espera de las mujeres para comprometerse. Debido a esto, el santo patrón de Irlanda decidió que cada cuatro años se podían cambiar los roles y las mujeres podrían arrodillarse para preguntar: “¿Te casarías conmigo?”
¡A tomar las riendas de nuestra vida amorosa!
Esta tradición irlandesa se ha difundido a Escocia, Dinamarca, Finlandia, Inglaterra y Estados Unidos, y aunque hoy en día se toma más como una broma, hay quienes se la toman muy en serio, llegando incluso a regalar anillos o relojes para expresar su deseo de pasar una vida juntos.
Sin embargo, como en todo, es importante estar preparadas para lo inesperado y aceptar que la respuesta podría ser negativa. En caso de un «no», el hombre tiene la obligación de ofrecerle a la mujer tela suficiente para hacer una falda o regalarle un par de guantes.
Consejos para dar el gran paso
- Hazlo por amor, no por presión
- Sé clara en tu propuesta (y también romántica)
- Imagina cómo te gustaría que te hicieran sentir y procura hacer lo mismo por tu pareja
- Tanto al proponer como al aceptar, asegúrate de que es la decisión correcta
- Ten en cuenta que puedes ser rechazada
- ¡Disfrútalo! Después de todo, no todos los días se propone matrimonio a quien amas
