El cineasta francés Roman Polanski recibió el premio a Mejor Director en los Premios César (la versión francesa de los Óscar) por su película El oficial y el espía, a pesar de las numerosas acusaciones de abuso sexual en su contra.
Al anunciarse su victoria, la actriz Adèle Haenel se retiró de la sala, gritando con indignación: “¡Es una vergüenza!”. Otros famosos también expresaron su desacuerdo, molestos por la falta de memoria colectiva.
Impunidad en el mundo del espectáculo
Aunque Polanski no estuvo presente en la ceremonia debido a un boicot organizado por mujeres, la Academia francesa aún lo reconoció como el mejor director, lo que provocó la furia de los asistentes.
Haenel, quien recientemente acusó al cineasta Christophe Ruggia de abusar de ella en varias ocasiones entre los 12 y 15 años, se sintió abrumada por esta demostración de impunidad y abandonó la Sala Pleyel en París, incapaz de soportar que se aplauda a alguien acusado de violación.
Premiar a Polanski es un acto que desmerece a todas las víctimas, insinuando que ‘no es tan grave violar a mujeres y niñas’.
El fugitivo de la justicia
Este productor franco-polaco escapó de Estados Unidos en 1978, tras ser acusado de violar a Samantha Geimer, una niña de 13 años, y recibir una sentencia de 50 años de prisión. Además de esta acusación, ha enfrentado las denuncias de Robin M., la exmodelo Edith Fogelhut, y las actrices Charlotte Lewis, Valentine Monnier y Renate Langer.
A pesar de estas graves acusaciones y de ser un fugitivo de la justicia en Suiza, ha ganado el premio a Mejor Director en los Óscar, Globos de Oro, Goya y Cannes en 2002 y 2003 por su película El Pianista.
Las manifestaciones en contra
¿Por qué Polanski sigue teniendo una carrera?
Desde el anuncio de sus 12 nominaciones, grupos feministas se han manifestado en las calles de París, exigiendo que el mundo del espectáculo deje de reconocer y premiar a criminales. Horas antes de la ceremonia, asociaciones de mujeres se concentraron frente a la Sala Pleyel, cantando consignas como “Encarcelen a Polanski” y portando bengalas y pancartas.
El Ministro de Cultura de Francia, Franck Riester, también expresó su indignación colectiva, lamentando la decisión de otorgar tal reconocimiento al cineasta y argumentando que celebrar su obra equivale a celebrar al individuo detrás de la violencia contra niñas y mujeres.
