El contacto físico es una necesidad emocional fundamental que permite que las personas se sientan acompañadas y comprendidas. Por ello, frecuentemente buscamos una caricia, un abrazo o una palmada en la espalda. Esta necesidad es aún más vital para los recién nacidos.
José Alberto Oliva, un médico cubano que reside actualmente en Ouargla, Argelia, en África, utilizó la técnica «piel a piel» para ayudar a un bebé a sobrevivir tras la muerte de su madre debido al Covid-19.
Un método que debe darse a conocer
La técnica «piel a piel» o «madre canguro» consiste en mantener al bebé en contacto directo con la piel de la madre, el padre o, en este caso, del personal médico. Este contacto ayuda al pequeño a regular su temperatura, estabilizar su respiración y frecuencia cardíaca, dormir más, y aumentar de peso.
De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud, si bien todos los bebés pueden beneficiarse de esta práctica, es especialmente crucial para los prematuros en cuidados intensivos.
Una dosis de abrazos le salvó la vida
El pequeño, que nació a las 28 semanas, no solo perdió a su madre, sino que también fue diagnosticado con coronavirus. Aunque habitualmente los recién nacidos en su situación son colocados en incubadoras, el doctor José Alberto optó por un enfoque diferente para mejorar sus posibilidades de sobrevivir.
Además de proporcionarle el tratamiento necesario, cada día lo acurrucaba en su pecho, lo que le permitió ganar peso y mejorar su estado. Incluso, con el tiempo, dio negativo en la prueba de Covid-19.
Los héroes llevan bata, no capa
Finalmente, el equipo que atendía al bebé en la unidad neonatal pudo respirar tranquilo, sabiendo que el pequeño se recuperaría completamente gracias a un héroe que no lleva capa, pero sí una gran vocación de ayudar a los más vulnerables.