Los abuelitos son figuras esenciales en nuestras vidas, siempre brindándonos cariño y amor. Por esta razón, para Kirsten Haig, era fundamental que su abuelita de 89 años, Jerry Goss, estuviera presente en su boda. Sin embargo, la situación sanitaria provocada por el Covid-19 representa un alto riesgo para las personas mayores.
El plan original de Kirsten y su prometido, Steven Shoemaker, era celebrar una hermosa boda en Costa Mesa, California, con 150 invitados. Sin embargo, eso significaba que su abuelita Jerry no podría asistir, así que decidieron buscar otra opción.
Descubrieron la mejor alternativa
Después de reflexionar durante unos días, la pareja encontró la solución: unir sus vidas en el estacionamiento de la residencia de ancianos Park Vista Center, donde residía Goss. Al hablar con los gerentes, estos fueron muy comprensivos y les ofrecieron utilizar el jardín principal.
Tuvimos una especie de epifanía en la que comprendimos lo que realmente importaba. Así que pedimos a los administradores del asilo que nos permitieran casarnos en el estacionamiento para que mi abuela pudiera vernos a través de la ventana de su habitación. Y nos ofrecieron mucho más.
—Kristen Haig
La celebración fue pequeña con un limitado número de invitados, cuidando así la salud de todos los residentes del lugar.
Fue la boda ideal
Como toda abuela que ama a sus nietos y desea lo mejor para ellos, Jerry lamentó que la pareja no tuviera la boda de sus sueños, pero estuvo muy agradecida de poder presenciar un día tan especial para su querida nieta.
Los novios, por su parte, se sintieron inmensamente felices de contar con su presencia, ya que para ellos era la invitada más importante. ¡Fue la boda perfecta!