Además de educar, los maestros tienen un papel crucial en transformar las vidas de sus estudiantes. Ranjitsinh Disale se ha destacado como una gran fuente de inspiración y apoyo para las niñas de su comunidad, luchando incansablemente contra el matrimonio infantil para que puedan continuar su educación.
Su dedicación le valió el Nobel de la Educación, un premio que se otorga anualmente a un maestro innovador y comprometido que ha impactado positivamente la vida de sus alumnos y de su entorno.
Erradicar el matrimonio infantil
Al llegar en 2009 a la Escuela Primaria Zilla Parishad en India, Disale se encontró con un edificio en ruinas, donde solo asistía el 2% de las niñas. La mayoría eran forzadas a casarse antes de comenzar su vida educativa, considera a las niñas como una “carga” económica para sus familias.
No podía imaginar que una escuela pudiera estar en un estado tan deplorable y vacía; era un reflejo de la indiferencia de los padres hacia la educación. No creían que la educación podría cambiar sus vidas o su estatus. Mi primera misión fue cambiar esa mentalidad, porque solo así podría influir en mis alumnas. Comencé un programa de comunicación comunitaria, aprendí sus lenguas y me integré como un familiar para que dijeran: ‘Oh, es un maestro, pero se parece a nosotros, piensa como nosotros y solo busca nuestro bienestar’.
La escuela puede ser un lugar divertido
Una vez que ganó la confianza de los padres, comenzaron a enviar a las niñas a la escuela, pues comprendieron que sus hijas estaban en manos seguras y que estudiar formaba parte de su crecimiento y desarrollo personal. Para hacer la experiencia más agradable, introdujo juegos, canciones y tardes de cine en el aula.
También incorporó tecnología en la enseñanza, codificando libros con tecnología QR, ya que las niñas mostraron un mayor interés en aprender a través de medios digitales, lo que despertó su curiosidad. Este avance resultó muy beneficioso durante la cuarentena, pues sus alumnas pudieron seguir leyendo desde casa.
Ganó 1 millón de dólares
Además de recibir el reconocimiento, los ganadores del premio también obtienen 1 millón de dólares. Disale anunció que planea compartir la mitad de esta suma con otros finalistas, ya que todos han trabajado arduamente para hacer del mundo un lugar mejor.
Considero que, si comparto el dinero del premio con los otros nueve maestros, puedo ampliar su labor para que continúen realizando acciones asombrosas. No me siento como el único ganador; soy igual a los demás. Al compartir mi premio, ellos podrán seguir con su trabajo y juntos iluminaremos la vida de muchos alumnos. Compartir es crecer.
La otra mitad del premio la destinará a su proyecto “Crucemos la frontera”, que busca fomentar la paz entre países en conflicto como India, Pakistán, Israel, Palestina, Irak e Irán.
