Las series médicas tienen un encanto particular que captura a todos los televidentes. En Grey’s Anatomy, conocemos a Meredith, una cirujana que siempre busca ser la mejor. Dr. House nos presentó a Gregory House, un médico peculiar con una personalidad única, y en The Good Doctor, Shaun Murphy, con una memoria excepcional, se destaca como uno de los mejores en su campo.
Cada una de estas series mantiene a los espectadores al borde de sus asientos, y no es sorprendente que New Amsterdam, lanzada por primera vez en 2018, también esté capturando la atención del público en Netflix.
Añade esa dosis de drama que tu vida necesita
New Amsterdam llegó recientemente a Netflix y rápidamente ascendió al segundo lugar en la plataforma. La trama se centra en el Hospital New Amsterdam, que enfrenta una crisis severa en su reputación y situación financiera.
Afortunadamente, todo comienza a cambiar con la llegada de Max Goodwin, quien asume la dirección del hospital neoyorkino e implementa cambios que gradualmente devuelven la vitalidad, el reconocimiento y la popularidad al centro.
Un elenco digno de recordar
El carismático doctor Max Goodwin es interpretado por Ryan Eggold, conocido por su papel en 90210, Beverly Hills: la nueva generación. Por otro lado, Iggy Froome, el psiquiatra y director de Psicología, es interpretado por Tyler Labine, quien ha aparecido en Escape Room y Big Bear. Además, Freema Agyeman participa como Helen Sharpe, una doctora que anhela convertirse en madre.
Está basada en hechos reales
La serie, que hasta ahora tiene dos temporadas, se basa en el libro «12 pacientes: vida y muerte en el Hospital Bellevue», escrito por Eric Manheimer, quien fue director del hospital. En la serie, el nombre fue modificado para evitar problemas legales. Este centro de salud, fundado en 1736, es el más antiguo de Estados Unidos y tuvo un papel crucial tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Además, New Amsterdam crítica el sistema de salud en los Estados Unidos, evidenciando que la atención a los pacientes es casi inexistente y los recursos son escasos. Por lo tanto, no solo hay dramatismo; también se expone la dura realidad que enfrentan médicos y pacientes.