jueves, mayo 8, 2025

Convierte prendas usadas en bloques ignífugos.

La industria textil produce miles de prendas a diario y sin duda es una de las que más contaminación genera. Por esta razón, es crucial crear conciencia y transformar, de vez en cuando, la ropa que ya poseemos. Con este objetivo en mente, Clarisse Merlet desarrolló un proyecto para reutilizar las prendas que las personas ya no necesitan.

Al abordar las problemáticas ambientales, Merlet recolectó todas las prendas posibles de la capital de la moda, Francia, para fabricar ladrillos resistentes.

Clarisse creó la empresa FabBRICK

Chica haciendo ladrillos con ropa

Hoy en día, esta empresa es pionera en el reciclaje de textiles que se descartan diariamente en Francia. Tras someterlos a diversos procesos alquímicos, logran convertirlos en ladrillos que poseen funciones térmicas y acústicas, siendo extremadamente resistentes al fuego.

Este innovador procedimiento está contribuyendo a disminuir el impacto ambiental que genera la industria textil. Según datos de las autoridades sanitarias francesas, en el país se recolectan cerca de cuatro millones de toneladas de ropa que acaban en vertederos, difíciles de destruir.

Chica sosteniendo ladrillos hechos con ropa

Consciente de esta situación, Merlet ideó una forma de mitigar el problema, y así nació FabBRICK, una empresa dedicada a la fabricación de bloques decorativos y aislantes hechos a partir de ropa usada.

Desde 2019, inició una campaña que tuvo gran aceptación en redes sociales, recaudando cerca de 12 mil dólares, los cuales se invirtieron en la adquisición de una máquina que simplificaría el proceso de compresión de la ropa.

Chica haciendo ladrillos con pegamento y ropa

La ropa de algodón es la más adecuada para el aislamiento térmico y acústico, por lo que es la primera en ser seleccionada. Luego, se pesa en una balanza de textiles para garantizar que cada ladrillo tenga el mismo peso y se mezcla con un adhesivo orgánico ecológico, elaborado a partir de ingredientes no contaminantes.

La máquina funciona de maravilla. Lo mejor es que no requiere conexión eléctrica, ya que su uso es manual y mecánico. Cada ladrillo producido necesita una cantidad de tela equivalente a dos o tres camisetas de tamaño promedio.

La popularidad de este innovador invento sigue en aumento y es probable que en el futuro se convierta en una gran alternativa al concreto. Sin duda, esta propuesta ambiental es muy original y debería expandirse a nivel mundial.

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