Un padre puede hacer lo que sea necesario para ver sonreír a sus hijos, incluso si eso implica viajar más de mil kilómetros en bicicleta, dormir al aire libre y pasar días con hambre. Eso es exactamente lo que hizo Pedro Figueiredo, quien movió cielo, mar y tierra para asistir a la graduación de su hijo Agostinho.
Su hazaña ya ha robado corazones en diversas redes sociales y reafirma una vez más que el amor paternal lo puede todo.
Pedro Figueiredo, de 63 años, no quería perderse la graduación de su hijo Agostinho, quien después de años de esfuerzo concluyó sus estudios en la Academia Militar Agulhas Negras, en Río de Janeiro, Brasil, a 1400 kilómetros de su hogar.
A pesar de no tener dinero para costear un boleto de autobús, rentar un auto o pagar un taxi, esto no fue un obstáculo para acompañar a su hijo en un momento tan significativo. Por ello, planificó un viaje en bicicleta que le requeriría esfuerzo físico, hambre y frío, pero que al final valdría la pena.
“Mi hijo se esforzó mucho por estar allí. Somos humildes y él siempre asistió a una escuela pública, luchó mucho para lograrlo. Ahora es mi turno de trabajar duro por él”, comentó.
La graduación de Agostinho se llevará a cabo el 27 de noviembre y Pedro ha comenzado a pedalear desde el 4 de noviembre sin descanso.
Es importante mencionar que este héroe padre tiene vasta experiencia en el ciclismo, ya que ha utilizado la bicicleta como su principal medio de transporte durante seis décadas. En su travesía, Pedro ha aprovechado para turistear y conocer a nuevas personas, quienes, al enterarse de su historia, no dudan en ofrecerle ayuda, ya sea con comida, algunas monedas, dejándole pasar la noche o simplemente brindándole aliento.
“Este viaje me ha demostrado que hay gente dispuesta a ayudar. Personas que ni siquiera conozco me han acogido y han transformado este homenaje a mi hijo”, compartió.
Ahora solo queda esperar que ambos se reúnan durante la ceremonia de graduación, un momento que seguramente provocará lágrimas entre los asistentes.