La continua búsqueda por cumplir con los estándares de belleza impacta a mujeres de todas las edades y rincones del planeta. Imagina, además, la presión que enfrentan aquellas que dependen de su imagen, como las modelos. Aunque todas tenemos inseguridades y características que deseamos cambiar, las modelos pueden llegar a extremos para mantener su belleza, ya que es clave para su carrera.
Por esta razón, los procedimientos estéticos son cada vez más habituales y, en su mayoría, son bastante seguros gracias a la constante investigación y avances en el campo. Sin embargo, siempre existen riesgos, por más mínimos que sean, y las posibles consecuencias pueden ser devastadoras. Una de las supermodelos más icónicas de la historia, Linda Evangelista, decidió compartir su experiencia con la revista People su historia.
Describe su experiencia como una “pesadilla”
En 2016, Linda se sometió a un tratamiento estético conocido como CoolSculpting, diseñado para reducir la grasa en áreas específicas. Este procedimiento consiste en criolipólisis, que, en términos simples, implica congelar la grasa para su posterior eliminación. Se considera uno de los tratamientos menos invasivos para la reducción de grasa, ya que no requiere cirugía y la recuperación es relativamente rápida, permitiendo reanudar actividades diarias casi de forma inmediata.
El año pasado, Linda reveló que experimentó uno de los efectos secundarios muy poco comunes (que afecta a menos del 1 por ciento de los pacientes) del CoolSculpting: el desarrollo de hiperplasia adiposa paradójica (PAH, por sus siglas en inglés), lo que, según ella misma, cambió su apariencia de manera irreversible.
La razón por la cual no he podido trabajar como mis colegas es que fui brutalmente desfigurada por el procedimiento estético de Zeltiq, CoolSculpting, que tuvo el efecto opuesto al que prometía. Mis células grasas aumentaron en lugar de disminuir, lo que me deformó permanentemente, incluso después de haberme sometido a dos dolorosas cirugías correctivas. Mi aspecto, como han comentado los medios, es irreconocible.
Los problemas comenzaron de inmediato
Tres meses después del procedimiento, Linda se percató de que no estaba funcionando. Bultos comenzaron a aparecer en su mentón, muslos y debajo de su brazo, en la zona que se expone al usar sujetador. Eran precisamente las áreas que se suponía debían reducirse, pero su tamaño estaba aumentado. Luego, esos bultos se endurecieron y finalmente perdió la sensibilidad en ellos. Algo realmente había salido mal.
Intenté solucionarlo yo misma, pensé que estaba haciendo algo incorrecto. Hice mucho ejercicio y seguí dietas estrictas, llegando al extremo de no comer nada; sentía que me volvía loca. Cuando asistí a la consulta médica, me quité la bata y empecé a llorar. Le dije: ‘No he comido, estoy muriendo de hambre. ¿Qué estoy haciendo mal?’. Me diagnosticaron con PAH y yo no sabía lo que era, pero el médico me aseguró que las dietas y el ejercicio no lo mejorarían.
No solo es un problema estético, también es doloroso
Linda comentó que, tras su diagnóstico, la empresa Zeltiq le ofreció cubrir los costos de sus liposucciones con un médico aprobado por ellos, pero con una condición que ella no podía aceptar: un acuerdo de confidencialidad. Así que decidió costear sus cirugías correctivas por su cuenta, pero su cuerpo sigue sin ser el mismo.
No ha mejorado en absoluto. Los bultos son protuberancias y son bastante duros. Si camino sin un faja, el roce entre mis muslos puede llegar a sangrar, porque la grasa no es suave; son protuberancias duras en fricción. Mi postura también se ha visto afectada, ya que no puedo acercar mis brazos a mi cuerpo. No creo que los diseñadores quieran vestir a alguien que se ve así.
“¿Por qué le hacemos esto a nuestros cuerpos?”
Este problema ha impactado a Linda de maneras inimaginables, no solo en su aspecto y salud física, sino en su percepción personal. Además, el proceso ha sido extremadamente difícil, llevándola a un “ciclo de depresión y tristeza profunda”.
¿Por qué sentimos la necesidad de alterar nuestros cuerpos? Siempre supe que eventualmente envejecería y conozco los cambios que ocurren con la edad. Pero nunca imaginé que me vería así. No me reconozco en el espejo, y tampoco me reconozco como persona. La supermodelo Linda Evangelista ya no está.
“Ya no me voy a ocultar”
No obstante, Linda ha encontrado una nueva fortaleza y espera que al compartir su historia de forma tan abierta y sincera, pueda ayudar a otros que enfrentan situaciones similares.
Mi objetivo es liberar parte de la vergüenza que siento y apoyar a quienes están en mi misma circunstancia. Esa es mi meta, y ya no me voy a ocultar.
